Otrora situada en lo más alto de las lomas de Calahonda, ahora rivaliza con las más recientes construcciones de las nuevas fases, la zona de Las Cascadas y otros similares.
El nacimiento de la Ermita es, cuanto menos, curioso; resulta que unos ingleses llegaron a la urbanización para rodar una película y, cuando terminaron su trabajo, dejaron un arco en la cima del monte.
En aquel momento se pensó en aprovechar esa estructura. La idea fue la de construir una Ermita que contara con un espejo que reflejara el sol del atardecer, de tal modo que pudiera verse desde una gran parte de la costa. La Ermita tuvo una buena acogida entre los residentes de la zona, y pronto se comenzaron a organizar romerías que llegaban hasta ella.
Las vistas al mediterráneo desde este hito son espectaculares, y las noches sin luna, sobre todo en verano, el espectáculo de estrellas atrae a más de un residente.
No hay problema de aparcamiento en las cercanías.